TARIFAS | |
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Fin de semana: | 400 € |
Semana entera: | 800 € |
Quincena: | 1,300 € |
Una Noche - Casa Completa: | 200 € |
Noche - Habitacion Doble: | 50 € |
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CANCHOS DE RAMIRO
Zona de Especial Interés Ornitógico y Paisajístico. Se trata de un precioso enclave rocoso, declarado Espacio Natural Protegido. Lo encontramos cuando aguas abajo de Coria, el río Alagón es atrapado por la Sierra de la Garrapata, formando un cañón de estructura muy original, debido sobre todo a sus crestones cuarcíticos, con características similares a las de Monfragüe. Los Canchos de Ramiro son zona ZEPA, Zona de Especial Protección de Aves, con una superficie de unas 6.236 has. La fauna que contiene es tan especial que merece la protección del espacio, en él habitan animales como la cigüeña negra, alimoche, buitre negro, águila imperial, águila real, águila azor perdicera, búho real y una colonia de buitre leonado, posiblemente de las más grandes de Europa. La población de ciervo en esta zona está en clara expansión, también hay mucho jabalí. En cuanto a las especies piscícolas destacan la colmilleja, cacho, boga y barbo. Este enclave es ideal para la práctica del senderismo, bicicleta, la natación, piragüismo, vela y hasta esquí acuático. Y por supuesto es lugar idóneo para los ornitólogos y aficionados a la observación de las aves, aquí es fácil admirar el vuelo de los buitres y de las rapaces, así como sus nidos encaramados a los roquedos. También es fácil ver patos, garzas y otras aves migratorias. Por este enclave podemos realizar una Ruta ya establecida y perfectamente señalizada y con paneles temáticos ubicados en puntos estratégicos. Parte desde el municipio de Cachorrilla y tiene una distancia de unos 9,5 Km. Se adentra por los encinares de la dehesa boyal. Desde la Casa de Ramiro a la que se llega se puede admirar la Sierra de los Canchos. Después pasaremos por un frondoso jaral y llegaremos al mirador de los Canchos desde donde admiramos el gran roquedo. La mejor época del año para visitar la zona es el otoño y la primavera, cuando las temperaturas son más suaves.
CIUDAD MONUMENTAL DE CORIA
Conjunto Histórico Artístico, cuyo origen se remonta a tiempos de los celtas, conserva "El Puente sin Río", construido en 1.518, testigo mudo de los caprichos de la naturaleza. Ya al entrar, el viajero, puede admirar el gran cerco de sus murallas romanas construidas en los siglos III Y IV, fueron Catedral y Puente Viejo reconstruidas en la época medieval, y dentro de la ciudad, el Castillo (s. XV), la Alhóndiga, la Cárcel real, el Palacio de los Duques de Alba, el palacio Episcopal... Y reflejando su imponente mole en las aguas del río Alagón, la Catedral de Coria, dedicada a Ntra. Sra. de la Asunción, valioso ejemplar gótico renacentista, con decoración plateresca. Su plaza mayor y sus calles, aguardan expectantes, cada año, la llegada del toro de San Juan, en las Fiestas de San Juan, en el mes de Junio, declaradas Fiesta de Interes Turístico Regional de Extremadura.
PARQUE NACIONAL DE MONFRAGÜE
El parque que núnca se acaba. Esta herencia debe ser conservada y protegida con celo pero también ha de ser compatible con la actividad turística y el desarrollo sostenible de los recursos de nuestras comarcas. El Parque Nacional de Monfragüe, referencia obligada del bosque y matorral mediterráneo. Declarado Parque Natural en 1979 y Parque Nacional en el 2007, Monfragüe ocupa una superficie de 17.852 Has., y representa uno de los enclaves más extensos y representativos de bosque y matorral mediterráneo. El Tajo y su afluente, el Tiétar, proporcionan el medio acuático y esculpen en la cuarcita grandes farallones donde se asientan espectaculares colonias de buitres leonados y nidifican el halcón peregrino, el águila perdicera, y el búho real. En sus orillas y cauces podemos encontrar al martín pescador, mitos, cormoranes y ruiseñores, además de otros relacionados con el medio acuático como la nutria.
CONVENTO DEL PALANCAR
Un mirador para recargar las pilas. Resulta curioso que le consideren convento, ya que lo pueblan frailes y no monjas. Se intuyen poderosas razones históricas para que así sea. Independientemente de la veracidad de la creencia de El Palancar como el convento más pequeño de la Cristiandad, sí existe constancia documental de la obsesiva dedicación del franciscano San Pedro de Alcántara, el promotor de la obra allá por el siglo XVI, por todo lo que implicase penitencia y oración. Un enemigo de la ostentación y la magnificencia. Unas ideas que sí tuvieron que plasmarse en la obra que fundó y que encuentran buena muestra en la reducida celda que ocupó el santo o el pequeño claustro de un conjunto que, no obstante, fue ampliado en el siglo XVIII. La zona anexa, el patio exterior, el pequeño huerto, con esa higuera en la que el santo (dicen) oraba, y el pequeño jardín, colgados como si de una terraza se tratase sobre el promontorio de la sierra, respetan la escala de esas coquetas pretensiones. No nos será difícil intuir el fértil valle del Alagón, si dirigimos la vista hacia la izquierda. O, en nuestro frente, las colosales montañas del Sistema Central, que se abren para formar el Jerte. No estamos nada lejos de Plasencia, la puerta natural de acceso a estos valles de la montaña cacereña desde el sur. Esas vistas se multiplican por diez en nitidez si nos encaramamos a algunos de los riscales que emergen en las inmediaciones del convento. El Palancar gana mucha belleza con esa perspectiva y ganamos visión hacia la derecha, por donde transcurre a apenas cuatro kilómetros la histórica vía de la Plata y se intuye, al fondo, los parajes de influencia del parque de Monfragüe, una maravilla natural. Sentados en una piedra, respirando aire fresco al sol, uno comprende que está en uno de esos lugares que bien valen para descansar los sentidos y ventilar el alma cuando el móvil o el ordenador se ponen pesados. Para disfrutar de los sentidos. Para escuchar el silencio.
LA ENCAMISÁ
Fiesta de interés turístico. El origen es bastante incierto, sin embargo, la mayoría de las teorías se basan en la salvación de un grupo de habitantes que se encomendaron a la virgen en la batalla de Pavía. Se cubrieron con sábanas blancas durante la lucha y lograron salvar la vida. En agradecimiento a la virgen la noche del 7 de diciembre, víspera de la Purísima, salen en procesión. A las 10 de la noche los paladines de la Encamisá cubiertos con sábanas blancas rememoran el acontecimiento. De la iglesia parte el estandarte de la virgen acompañado por los fieles. Mientras en la plaza los jinetes esperan encontrarse con el estandarte. En el encuentro se disparan sus escopetas y gritan las salvas a la virgen y prosigue con un recorrido de casi tres horas por las calles de Torrejoncillo. Los jinetes portan el estandarte y todos desean estar cerca de él para pedirle gracias y hacerle promesas, la principal volver a acompañarlo el próximo año. Mientras en la calle se encienden las joritañas, pequeñas hogueras, alrededor de las cuales se reunen los vecinos. Además los niños prenderán las jachas preparadas para la ocasión. Lo más importante de la Encamisá no es su origen sino la devoción y el compromiso que establecen los paladines y habitantes de Torrejoncillo con sus creencias.